Cuando decía que esta amistad era para siempre lo decía enserio sabes? Lo sentía, acá, adentro mío. Te creía mi hermana, la persona capaz de contenerme en mi peor momento, la persona que sabe toda mi verdad, toda mi historia, la persona que a pesar de que todos me vieran bien sabía que no era así, la persona que conoce mis amores, mis peleas, mis odios, mis miedos, mis angustias, de lo que no puedo hablar, a quien extraño, por quien lloro. La persona capaz de juzgarme sin ofenderme, la persona que sabe a quién amo y a quien no, la persona que entiende a la perfección mis palabras, gestos y actitudes, te creía la persona que conocía mi falta de aire, si era por angustia, por miedo o por reírnos tanto. Esa persona a la cual veía y sabía si estabas bien o mal, sabía por quien estabas así y sabía que causaba tu dolor. Te conocía de pies a cabeza, eras esa persona con el autoestima por el piso, que de a poquito empezó a valorarse y a quererse, eras esa persona dependiente, que me necesitaba apenas un problema aparecía, la persona que confiaba en mi con los ojos cerrados, que sabía que de mi boca no salía una palabra que la hiriera, que la hiciera quedar mal o que nunca nadie tenía que saber. JUNTAS éramos conocidas, como las huecas esas, la rubia y la morocha, esas dos que están siempre juntas, las hermanitas. JUNTAS no le teníamos miedo a nada ni a nadie, nos reíamos absolutamente de todo, con o sin sentido. Vivíamos tardes y noches mágicas, llenas de alegría, de charlas, tardes de compañeras. No había cosa que no supiéramos una de la otra. Estar dos días sin vernos era el fin del mundo, necesitábamos llamarnos, mensajearnos o sin duda vernos. Éramos unas gemelas completamente distintas, vos rubia, yo morocha, una vaga y la otra súper energética. Una que estaba atenta a todo, y la otra un quilombo total. ERAMOS nosotras, únicas, inconfundibles e inigualables.
Amigas desde cuarto grado, amigas desde siempre, el destino estuvo ahí, en cada momento, nos juntó y nos dijo acompáñense en este duro camino que es la adolescencia, no se dejen solas, porque el camino se va a llenar de piedras y de obstáculos.
Cuando preguntan cómo estamos, nos preguntan por las dos, cuando preguntan a donde vamos, preguntan por las dos, cuando preguntan con quien estamos saben cuál es la respuesta, cuando nos preguntan qué hacemos saben que cualquier cosa, pero JUNTAS.
Amigas desde cuarto grado que saben todo una de la otra.
Amistades que son interrumpidas. Pero cómo? No venia todo bien hasta acá? Si, venia todo bien. Y como? Que paso? A veces pasa, que una amistad es interrumpida. Estas segura? Una tan grande como esta? Al menos eso parece. Pero por quien? Quien fue capaz de separar a dos hermanas? No conozco su nombre. Y como te sientes? No sé cómo explicarlo, porque es simplemente eso, no tiene explicación alguna, ni lógica ni nada. Y ella lo siente? No sé si lo nota. Hace cuanto no hablan? Algunas semanas. Notas su ausencia? En absoluto. Extrañas su presencia? Demasiado. En quien confías ahora? Confiar? No eh vuelto a confiar completamente. Que sabes de ella? Que está de fiesta, feliz y como si nada pasara. Ella en verdad está feliz? No, lo noto en sus ojos.
Y no lo nota, no lo notó, ni lo va a notar, se perdió esa magnífica amistad, amistad de años por amistad de días, amistad de confianza por amistad de creer confiar, amistad de códigos por amistad donde el único código que existe es el del supermercado, amistad que se construyo por mucho tiempo por amistad de una tarde, amistad de siempre por una estúpida amistad del momento.
A veces quiero que todo lo que escribo, no pase, o simplemente sea mentira.
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